Los colores son un elemento crucial a la hora de dotar de significado
a lo que las marcas y las empresas están haciendo de forma visual.
Puede que a primera vista la cuestión parezca mucho menos importante o
decisiva de lo que realmente es ya que, al final, ¿qué supone un color?
Sin embargo, los colores son elementos cruciales, ya que tienen asociado
un elevado peso informativo.
Los colores no son solo colores,
sino que son también fuentes de información que quienes reciben ese
impacto visual descodifican a un nivel subconsciente. La propia cultura
ha asociado ciertos valores a ciertos colores y ha hecho que los
asociemos rápidamente a ciertas cuestiones.
Todo este peso informativo se ha convertido en una
suerte de código que marca los colores y la interpretación
que les damos. Esto hace que las marcas y las empresas tengan que tener
mucho cuidado con cómo usan los colores y lo que estos están diciendo a
los consumidores que los están viendo. Las compañías más exitosas,
aquellas que tienen una imagen de marca más sólida y más eficientes,
tienen casi todas una historia muy intensa en su relación con los
colores. Esto es, no han empleado un color cualquiera en sus logos y en
sus identidades corporativas sino que, incluso desde el primer momento,
han vigilado mucho lo que han hecho y por qué lo han hecho.
Google, por
ejemplo, probó 41 tonos diferentes de azul hasta dar con el que mejor
funcionaba en su logo. Puede parecer que entre muchos de esos diferentes
tonos de azul no podía haber mucha diferencia y, sin embargo, marcaban
seguramente los valores que los consumidores asociaban a la marca de un
modo muy elevado.
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